Lo que hace Cristina Clemente en Dones de ràdio es extremadamente complicado, al alcance de muy pocos autores: una comedia a partir de una situación trágica sin perder ni una pizca de sensibilidad por el camino. Sabe que no puede burlarse del cáncer de mama, ni del drama que atraviesan millones de mujeres. Pero puede crear una situación, unos mecanismos, que provoquen esa cosa tan extraña que es reír, o al menos esbozar una sonrisa, mientras lloras.
Y todo esto es posible porque cuenta con un director que se toma muy en serio el teatro y que sabe olfatear los éxitos, que sabe subrayar frases y mover las piezas como un ajedrecista, incluso quien tiene la idea de colocar una gran roca en medio del escenario, sobre la cual girarán sus criaturas. Sergi Belbel, maestro de Clemente, ha asumido el texto como si se tratara de Yasmina Reza o de Neil Simon, como si fuera un clásico contemporáneo, cosa de la que no tengo ninguna duda que Dones de ràdio acabará siendo: con el tirón que tiene la autora en Europa y América Latina, ya deben de estar peleándose por adaptarla.
Sergi Belbel ha asumido el texto como si fuera un clásico contemporáneo
Además, cuenta con tres actrices que han asumido sus papeles siendo conscientes de que representan a todas esas mujeres que han sentido miedo, que han visto cómo se les caía el pelo, que han escondido (o no) la enfermedad, que se han sentido incomprendidas. Se meten en la piel de tres criaturas muy distintas. Rosa (Àngels Gonyalons) es una mujer madura de éxito, una reina, como ella misma dice, en las antípodas de Àgata (Sara Espígul) y de Carol (Sara Diego), una porque está obsesivamente centrada en la maternidad y la otra porque vive perdida en los inicios de la edad adulta. Tres estereotipos, de acuerdo.
Son tres personajes. Aunque hay muchos más y son casi tan importantes como los que vemos en escena, como los maridos de Rosa y Àgata, o la madre de Carol, verdadero contrapunto. Porque Clemente hace aquello que los griegos ejecutaban tan bien: la elipsis. Lo que significaba no mostrar el dolor extremo, los asesinatos, la muerte cruda, Edipo sacándose los ojos, sino únicamente contarlo, hacer referencia a ello.
Dones de ràdio es, además, muy teatral. No sé si alguien se atrevería a hacer una película con este argumento o una novela. Se ha escrito y filmado mucho sobre el cáncer, sobre el cáncer de mama. Aunque quizá nunca se han reunido tres mujeres que lo han vivido y las hemos dejado hablar con la libertad y la desinhibición de Rosa, Àgata y Carol. Y ahí, claro, es donde nace la comedia.
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