Si hay una película teatral esta es sin duda 'Dogville'. Lars Von Trier la rodó en una nave y todo el 'set' era una pequeña ciudad dibujada en el suelo. Poco más. Y mucho más que el relato de tintes brechtianos iba despacio configurando un universo y sedimentando una tensión que al final debía estallar. Y estallaba. Recordarán que Grace (Nicole Kidman) se va del pueblo después de consentir el asesinato de todos los habitantes mientras toda la ciudad quema. De hecho ella misma mata al escritor de un disparo. Dejando claro que puede ser tan destructora como aquellos que la han violado y humillado y como los gángsters que la persiguen.
La versión de Pau Miró y Sílvia Munt se aleja esencialmente y formalmente de la propuesta de Von Trier manteniendo el esqueleto del relato pero con muchos cambios como para convertirse en otra obra, en un drama rural construido con una serie de microescenas en un espacio único totalmente realista (el bar de un centro cívico) y con un final diferente que salva la integridad moral de la protagonista.
Decíamos que se conserva el esqueleto del relato, pero echamos de menos la carne que debe abrazar los huesos, los músculos que generan energía y expanden las emociones individuales creando un clímax, una tela de araña de la que la chica no puede escapar. El camino desde la supuesta bondad inicial de los aldeanos y la deriva de egoísmo, ambición y crueldad de todos. No hemos sabido ver en la propuesta del Lliure casi nada de eso. La dirección de actores es meramente técnica y si bien las escenas por separado pueden tener una cierta tensión, ésta no se traslada al conjunto de manera que asistimos a una especie de sesión de diapositivas con proyecciones de exteriores para hacerlo más cinematográfico.
Autor: Lars Von Trier. Dramaturgia y traducción: Pau Miró. Dirección: Pau Miró. Intérpretes: Andreu Benito, Bruna Cusí, Anna Güell, Andrés Herrera, Josep Julien, Lluís Marco, Áurea Márquez, Fermí Reixach y David Verdaguer.