Y es que de eso de la comida han hablado tantos y tantos, incluso el gran Pablo Neruda, que no tiene lugar en esta mesa. Al final, pues, una degustación de pequeñas recreaciones literario-gastronómicas trufadas con canciones bastante adecuadas. No hay duda del brillante juego semántico de frutas y verduras en nuestra habla y tampoco que una cosa son las recetas y otra, la elaboración. Y en estas 'Delikatessen' se repiten fórmulas, como los listados, y carece en cambio del adobo que resalta la mordedura.
La presentación es muy correcta y el servicio, tres actrices (vestidas por el enemigo) y dos actores, muy entregados, pero el ingenio queda enterrado entre rebanadas de pan tostado y hojas de ensalada y la digestión se hace pesada.