Dicen que la gente normal, cuando sube a un tren, prefiere ir en el sentido de la marcha, mientras que el buen historiador se sienta a contramarcha, lo que sería aplicable a cualquier arte. Lo fácil es ser complaciente, cargar las tintas contra los más jóvenes o los más viejos, los de aquí o los de allá, mirar hacia adelante y contentarse con el paisaje. Lo complicado y arriesgado es observar tu entorno cercano y ser capaz de emitir un veredicto desgarrador, irreverente, mordaz, sin verter toneladas de basura en contra de nadie, salvo contra ti mismo.
Y eso, entre otras muchas cosas, es el nuevo espectáculo de Berta Prieto, una artista nacida a finales del siglo XX que ha decidido que si tiene una pistola en sus manos, debe dispararla.
El argumento es fácil: el ascenso y caída de una escritora que fue un mito, que a su vez es utilizada por otros artistas como fuente de inspiración. La tendremos a ella de pequeña, de joven y cuando se despide después de haber decidido que es mucho mejor ser tonta que utilizar el cerebro. Y también disfrutaremos de la directora de cine que, más tarde, rueda la vida de su heroína.
Tiene escenas memorables, diálogos delirantes y una resolución de traca
Sí, 'Del fandom al troleig' es un espectáculo generacional, y es un muy buen montaje teatral. Prieto tiene a su servicio a cuatro actrices de su quinta (Belén Barenys, Roser Dresaire, Irene Moray y Laura Roig), más una quinta de una generación posterior (Judit Martín) que ofrece experiencia y un contrapunto loco a la propuesta. Todas ellas levantan una función que desgrana el yo contemporáneo, de punta a punta, del éxito absoluto debido a la exposición personal total al fracaso estrepitoso.
Lo mejor es cuando Prieto nos muestra las costuras del montaje y nos hace saber que todas sus actrices van a cumplir su sueño escénico, literalmente. En ese momento, cuando ya hemos visto ante nuestros ojos alguna de estas fantasías e intuimos que nos faltan un par, quedamos boquiabiertos.
El primer espectáculo de la directora, 'Derecho a la pataleta', fue un inicio prometedor. Aquí sabe subir de nivel y convertir lo que era un juego en algo más atrevido. Tiene escenas memorables, diálogos delirantes y resolución de traca. Controla el tempo teatral de forma soberbia. Incluso las canciones son buenas. Podríamos añadir que es excesivo. ¿Pero es esto un defecto? Hoy en día, en absoluto.
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