El ciclo El cicló del Teatre Tantarantana es una aceleradora de proyectos de compañías teatrales que a lo largo de cuatro años ha dado buenos resultados como el espectáculo 'Fairfly' de La Calòrica, recuperado esta temporada por La Villarroel, o los más recientes 'Alpenstock' , de la compañía Obskené, 'El mar no hi cap dins d'una capsa de sabates' de la Cia el Martillo o 'L'hora blava' del Col·lectiu la Santa. No es el caso de 'Dante 56. Pell i ciment' de la compañía residente Casa Real, de quien podemos recordar algo más lúdica y provocadora como '17 simpàtiques maneres d’acabar amb el capitalisme', estrenada en el mismo teatro o la performativa 'Assajar és de covars' aún en cartel en el Ático 22.
'Dante 56' quiere ser otra cosa, más íntima y más poética. "Queremos dar luz a una oscuridad. Queremos extender un mal secreto. Queremos romper un antiguo silencio. Ahora no te podemos decir que pasó en Dante 56, porque hay cosas que en público no se pueden hablar. Pero cuando entres, sus paredes agrietadas te contarán toda la historia ", escriben en el programa de mano. Pues bien, la cuestión pasa por una historia desgraciadamente nada innovadora, ciertamente dolorosa y traumática pero explicada con cierto misterio. Un relato familiar que quiere ser formalmente actual donde se mezcla la relación de Lewis Carol con Alicia, la crisis de la aluminosis en el barrio del Carmel de los años 90, los sueños perdidos y la marca de la violencia sexual en la metafórica relación entre el edificio y la piel de la chica. Un misterio que juega con el tiempo y los lugares como hacía hace poco el uruguayo Gabriel Calderón en el TNC con 'Que revienten los actores' o Pablo Messiez el Lliure con 'El tiempo que estemos juntos'. Un juego demasiado exigente que, en todo caso, pedía otro ritmo y dirección.
Dramaturgia y dirección: Raquel Loscos y Salvador S. Sánchez. Con: Albert Riballo, Sara Sansuán y Anna Tamayo.