La ola de teatro argentino que hemos vivido este otoño nos acerca ahora una obra de Lautaro Perotti, cofundador con Claudio Tolcachir ('La omisión de la familia Coleman') de Timbre 4, que él mismo ha dirigido con reparto español. Perotti afirma que quería indagar en la construcción de la identidad a través de la mentira o el engaño, pero mucho me parece que esta es un reflexión elaborada para nutrir intelectualmente una comedia negra con una interesante estructura dramática y un bien cocinado suspense que no deja rastro en el espectador más allá de intentar averiguar la lógica la historia.
La obra nos sitúa en una casa aislada donde conviven dos hermanas, Olvido y Celia, y el hijo de esta última, César. Arranca con la llegada de Beltrán, el hijo de Olvido misteriosamente desaparecido hace trece años cuando tenía doce. Cómo y por qué desapareció parece ser el hilo de una intriga que, sin embargo, esconde un drama mayor. La historia se cuenta con flashbacks y puntos de vista diferentes en una arquitectura dramática que cumple el objetivo de mantener al público expectante y implicarlo en la resolución de los misterios de esta familia nada convencional, aunque alguna de las subtramas quede un poco descolgada o descontextualizada en nuestro entorno.
En un espacio escénico más impactante que funcional la dirección de Perotti tiene algo de precipitada con un montón de movimientos innecesarios y una violencia física poco creíble por exagerada. A pesar de la sorprendente presencia de una Carmen Machi (Olvido) como hembra alfa (por momentos pasada de vueltas) nos quedamos con la Celia de Pilar Castro, el personaje mejor dibujado y quien teje tanto los jerseys de la familia como el gran engaño.
Autoría y dirección: Lautaro Perotti. Con: Pilar Castro, Patrick Criado, Jorge Kent, Carmen Machi y Santi Marín.