Corteo

La primera parte del nuevo espectáculo de Cirque du Soleil es de lo mejor que he visto de la compañía quebequesa desde hace tiempo, y enlaza con los dos títulos más singulares y conseguidos, Alegria y Quidam. Pese a respetar una fórmula de éxito que hace hincapié en unas producciones impecables, en Corteo la compañía consigue recuperar la magia e incluso una cierta poética que en otras creaciones se diluía con la profusión de medios y colores visuales y musicales. Corteo es un espectáculo aparentemente más anárquico, con menos coreografías al estilo Las Vegas y con una notable teatralidad que encabeza el protagonista de la historia, el payaso Mauro Mozanni, y que hunde sus raíces en los inicios del mundo del circo. Si recordamos que en Alegría había un forzudo que cerraba el espectáculo, en Corteo hay dos liliputenses y un gigante que componen una poesía visual arcaica, fellliniana, deslumbrante y un número de caballos (de mentira, claro) que remite al circo más sencillo y tradicional. Asimismo hay momentos deliciosos, apuntes breves delicados pero jugosos como el payaso funambulisco que atraviesa la pista boca abajo, los zapatos que caminan solas y una entrada de clown (los goles) original y magnífica. Corteo es el espectáculo más mediterráneo, más europeo del Cirque du Soleil. También en la música y en el vestuario, desbordante de imaginación. Lógicamente hay algunos números de circo realmente impresionantes, de belleza genuina como el de las cuatro acróbatas aéreas que vuelan colgadas de arañas de cristal o la troupe del triple trapecio fijo con emocionantes juegos aéreos. Muy recomendable para todos los públicos que puedan pagar las siempre elevadas tarifas de esa compañía. –Santi Fondevila.