Clàudia Cedó
© Maria DiasClàudia Cedó
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Clàudia Cedó en 4 pasos

La dramaturga estrena 'Una gossa en un descampat' en la Sala Beckett y nos explica cómo adentrarnos en su obra

Andreu Gomila
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El día que Claudia Cedó puso el punto final a 'Una gossa en un descampat', el 11 de febrero, una gata parió detrás de su casa, en Banyoles. También era el día en que había de nacer su hijo, muerto cuando llevaba cinco meses de gestación, en septiembre de 2017. Un mes que, según nos confiesa ella misma, le cambió la vida. Y también la manera de enfrentarse al teatro. "Llevo doce años diciendo que el teatro es terapéutico y es ahora que lo he entendido", asegura Cedó. Hasta ahora, había escrito dos comedias ('Tortugues' y 'L'home sense veu'), además de dirigir la compañía Escenaris Especials, donde trabaja con personas discapacitadas y en riesgo de exclusión.


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1. Una experiencia personal

Aquí le tocaba hablar a ella, sacudirse todo lo que había sufrido. Primero, nos cuenta, "vomitó" en una libreta, rellenada de arriba abajo, todo lo que le pasaba por la cabeza, mientras escuchaba el 'Heroes' de Bowie y veía en bucle 'Trono de sangre' de Akira Kurosawa. Después, escribió la pieza. Una obra donde la protagonista, Júlia, pasará el mismo calvario que ella al saber que su bebé no tiene líquido amniótico y debe abortar. Por eso Cedó no dirige 'Una gossa en un descampat'. Lo hace Sergi Belbel. "Es la primera vez que no dirijo una obra mía: escribirla ha sido muy terapéutico, pero dirigirla sería demasiado, ya que no me veo dando indicaciones a las actrices que hacen de mí", reconoce la dramaturga.

2. Ibsen

Lo que explica esta obra -protagonizada por Pep Ambrós, Anna Barrachina, Queralt Casasayas, Vicky Luengo, Xavier Ricart y María Rodríguez- es duro, muy duro. Cedó podría haber construido un melodrama de sobremesa, pero ha escrito un Ibsen, con mucho simbolismo y con el personaje de Júlia desdoblado, entre una Júlia de carne y hueso y una Júlia que es sólo pensamiento.

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3. Los tabús de la maternidad

"No quería hacer pornografía de los sentimientos, sino teatro", deja claro Cedó. "Cuando escribía sobre cualquier tema, quería hacer diálogos ágiles... ahora no tenía que pensar en nada, me he dejado guiar por el instinto", añade. Cedó no se esconde al afirmar que quien más ha aprendido aquí ha sido ella. Por eso hace referencia a la maternidad, un tema muy poco tratado en el teatro, a pesar de 'Medea'. Y mucho menos el de la muerte perinatal, un auténtico tabú social. Ella, antes y después del trance, comenzó a descubrir historias muy cercanas a la suya que habían permanecido escondidas bajo la piedra de la vergüenza. "Parece que sólo hay una manera de ser madre", dispara.

4. El símbolo

'Una gossa en un descampat' pasa en el hospital, en el teatro donde trabaja su pareja y en un tercer espacio simbólico, el páramo del título, que "es el lugar donde ella irá a parar si no asume sus fantasmas", dice Cedó. No en vano, cita el 'Litoral' de Wajdi Mouawad como referente. Y nosotros añadiríamos 'El pequeño Eyolf 'de Ibsen.

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