'Blackface y otras vergüenzas' es teatro necesario. Su valor trasciende su aportación artística para erigirse en altavoz de todo aquello que es reprobable en una sociedad que presume de estar libre de una lacra como el racismo. El espectáculo ideado e interpretado por Silvia Albert Sopale coloca un espejo desagradable ante una ciudadanía que no se reconoce como racista porque ha eliminado el conflicto de su conciencia colectiva. A diferencia de Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña -con sus problemas de convivencia en su agenda pública-, aquí siempre que aparecen estas espinosas cuestiones la sensación es que no nos tocan.
Albert Sopale -sirviéndose de las habilidades de una médium singular, hermana de Whoopi Goldberg en 'Ghost'- nos obliga a encararnos a todos aquellos episodios (del negro de Banyoles a la Negra Tomasa del carnaval indiano de Las Palmas) que retratan a una sociedad que asume como normal actos y tradiciones que en otros lares estarían como mínimo sujeto a crítica y denuncia. Un espectáculo que dice bien claro que el racismo existe y forma parte de nuestra historia y de nuestra manera de entender al otro. Todo en tono irónico hasta que llega la trágica biografía de Sara Baartman. Entonces la risa se corta en seco.
Creación e interpretación: Silvia Albert Sopal.