Los VV.AA. marchan dejando el pabellón bien alto, después de diez años en los que han demostrado que es viable hacer un teatro estético de texto aquí, de aires centroeuropeos. 'Baby no more' es una obra expansiva, que habla de ellos, de esta década, pero que también va sobre la juventud que se va y de las dificultades que ha tenido que atravesar una generación que acaba de superar la treintena y que no ha gozado de un panorama artístico muy lucido.
Todo comienza con una especie de trailer entrando en la sala Tallers del TNC, despejada de gradas y con el público esparcido por el espacio. En el camión hay una conversación. Una vez aparca, comienza el show. Clara Aguilar, Max Grosse Majench, Elena Martín y Laura Weissmahr pronto salen a escena. Marc Salicrú conduce el vehículo. Son ellos, los VV.AA., junto a Anna Serrano que se ha quedado esta vez atrás, entre bastidores, para dirigir la pieza desde fuera. Les acompañan dos intérpretes que han colaborado en otras ocasiones con el colectivo, Marc Cartanyà y Sandra Pujol. A su alrededor, el público, pieza clave del show.
Una pieza redonda, inmersiva, donde todo el mundo se lo pasa pipa
Y todos jugarán a travestirse, hablarán del paso del tiempo, de cómo eran y cómo son, de los proyectos fallidos. Irán atrás, a sus inicios, cuando se querían comer el mundo (“¡giraremos por Europa!”, pensaban). Incluso a los inicios de los inicios, cuando se redactó la Constitución española, en una escena memorable, solo superada por la de Martín y Pujol haciendo de marido y esposa encima del tráiler. La metáfora, aquí, es el de una mujer que busca un proyecto, que tiene un 'deadline' y que el resto interpreta como la búsqueda del hijo, del futuro. Pero, ¿es esto lo que querían? ¿Un futuro?
Cada uno de los integrantes del colectivo ya lo tiene, un presente bonito. De los VV.AA. ha salido una directora de cine que ha ganado un Gaudí, otra directora teatral excelente, brillantísimos intérpretes y dos de los técnicos artísticos más buscados del país. Poca broma. Porque acaban de superar los 30.
Que sea la primera pieza firmada (Serrano), con el resto de la tropa en escena y dándolo todo, incluso el diseñador del espacio y la iluminación (Salicrú) y la diseñadora de sonido y compositora (Aguilar), es un cambio importante. Sobre todo después de su anterior espectáculo, 'ARCAS 2020' (Teatre Lliure, 2021), que no pasará a la historia. Un reparto de tareas bien definido que nos ha ofrecido una pieza redonda, inmersiva, donde todo el mundo se lo pasa pipa y de la que sales preguntándote si no estaría mal que, como canta Britney Spears, hicieran una más.
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