Una mujer interpretada por tres actrices vestidas de boda con una mancha en la falda. Es la Grand Central Station de Nueva York, nos dice. Y pronto sabremos que su boda ha sido abortada cuando unos pistoleros han sacado las armas y han liquidado a su prometido y familia antes del aperitivo. Ella, la Lis, lo pierde todo, tanto el futuro como la chaveta.
Este monólogo de Queralt Riera, defendido por Annabel Castan, Patrícia Mendoza y Núria Tomás, es un buen ejemplo de teatro posdramático, donde la historia está condicionada a la emisión de 'shocks' hacia el espectador. Porque lo que aquí hemos visto es la transformación de una mujer de 40 años en un vagabundo que queda estacado en una estación de trenes, víctima de las circunstancias de la vida y que nos las relata desde su situación actual. Es interesante, además, como, con cirugía, la autora nos sitúa fuera de la obra para que recalculemos los impactos que nos ha lanzado desde el escenario.
Dirección y dramaturgia: Queralt Riera. Intérpretes: Annabel Castan, Patricia Mendoza y Nuria Tomás.