Rússia
'Rússia', primer gran espectacle de La Veronal.

10 años de teatro y danza en Barcelona

Creadores, obras y tendencias que han marcado los escenarios barceloneses en la última década #10añosTimeOutBCN

Andreu Gomila
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Nostalgia. El mundo teatral barcelonés se ha dado la vuelta como un calcetín en sólo diez años: hay muchos que ya no están, ha crecido por los márgenes y no se ha recuperado todavía de la crisis económica y del batacazo del IVA.

Ya no están

En esta década hemos perdido dos grandes figuras de la interpretación, Anna Lizaran y Rosa Novell, el más vanguardista y genial de todos los artistas escénicos, Carles Santos, el cómico más grande que ha visto este país, Pepe Rubianes, y el pedagogo más moderno del siglo XX, Ricard Salvat. Cinco muertos que han hecho pequeño nuestro teatro.

Una foto imposible

No recuerdo si alguien hizo esa foto en 2008, cuando Sergi Belbel dirigía el TNC, Àlex Rigola el Lliure, Calixto Bieito el Romea, y Javier Daulte y Cesc Casadesús apenas comenzaban al frente de La Villarroel y del Mercat de les Flors, respectivamente. Alguien ha dicho que, entonces, el sistema teatral barcelonés era casi perfecto, con cada espacio ocupando un nicho concreto, de la tradición a la vanguardia. Desde 'La plaça del Diamant' en el TNC hasta la segunda edición del ciclo Radicals Lliure. Del ciclo de la Beckett dedicado al teatro catalán contemporáneo, a 'Tirant lo Blanc', de Bieito y Carles Santos. Del 'Germanes' de Carol López de La Villarroel al nacimiento de la Sala Flyhard, en 2010.

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Ostermeier y Veronese

Aquella fue la época en la que Bieito había estrenado 'Peer Gynt' en Bergen (Noruega), había hecho 'Macbeth' en el Barbican de Londres, el 'Plataforma' en el Festival de Edimburgo. Fue cuando nos acostumbramos a ver a Thomas Ostermeier cada año. Cuando alucinamos con las versiones de Chéjov de Daniel Veronese. Cuando Oriol Broggi descubría Valle-Inclán y nos regalaba el magnífico 'Luces de Bohemia', en 2011. Cuando la Sala Beckett pleiteaba con Núñez y Navarro por el teatrillo de Gràcia. Cuando José María Pou volvía a Barcelona para abrir el Goya con 'Los chicos de historia', en 2008. Cuando Rigola, en el Grec 2007, puso de largo el '2666' de Bolaño... Una década más tarde, el director barcelonés ha pasado de un montaje de cinco horas, mastodóntico, descomunal, a 'Vania', una pieza de cámara, en una caja para 60 espectadores. Y Broggi ha vuelto al teatro español, con 'Bodas de sangre', de Lorca. En medio, ha tocado el cielo con 'La sangre de las promesas' de Wajdi Mouawad. ¿Consecuencias de la crisis que comenzó, precisamente, en 2008 y que nos dejó aturdidos en 2011?

Contra el ataque más bestia

En épocas complicadas, soluciones osadas. La subida del IVA a los espectáculos del 8 al 21%, decretado por el gobierno español el julio de 2012, dejó el mundo teatral muy tocado, con una pérdida muy grande de espectadores, que se sumaba a los recortes de los presupuestos públicos. A los jóvenes, se les estaba hurtando el futuro. Entonces, decidieron agruparse en compañías. Surgieron la Ruta 40, La Virgueria, Arcàdia, La Solitària, Els Pirates... Y una obra, 'Sé de un lugar', de Iván Morales y Prisamata, que sería un canto generacional. Simó y Berenice hablando con la voz de los desclasados que tenían alrededor de 30 años, por encima o por debajo, con un futuro bien negro por delante.

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Un chico pequeño y rubio

Si hablamos de estrellas, en esta década se han consolidado Clara Segura y Pablo Derqui, con el baile que protagonizaron en 'La giornatta particolare' como epicentro. También hemos vivido el regreso al teatro de Lluís Homar, que nos ha regalado algunas de las grandes escenas de los últimos tiempos, como la despedida de 'L'art de la comèdia' en el TNC. Pere Arquillué se mantiene en una forma increíble, así como Francesc Orella o Rosa Renom. Esta también ha sido la década de Pol López y Laura Aubert, a quién el gran público descubrió en 'Els feréstecs', la obra de Goldoni que dirigió Pasqual en el Lliure. Los dos pasarían a formar parte de La Kompanyia, el intento del teatro de dar salida a los jóvenes más bien preparados. Con ellos, estaban David Verdaguer, Javier Beltran, Mima Riera y Paula Blanco. Con 'Victòria d'Enric V' (2014), dirigida por Pau Carrió, tocaron el cielo. En el papel de Christopher Boone en 'El curiós incident del gos a mitjanit', López nos haría creer que era capaz de cualquier cosa. Hacía muy poco, en 2009, cuando todavía estudiaba en el Institut del Teatre, que Julio Manrique nos lo había descubierto en 'American Buffalo'. Y que el mismo Carrió le había sacado la máscara en 'Ivan i els gossos' (2012), otra pieza que podría entrar perfectamente dentro de la casilla de 'generacional'.

Un nuevo lenguaje

El mundo de la danza siempre ha vivido en precario y cuando parecía que el ingenio se había agotado, un chaval de Valencia, que entonces trabajaba en el Mercat de les Flors, nos plantó en los morros 'Rússia' (2011), primer gran espectáculo de La Veronal, y primer paso antes de 'Siena' (2013), quizás el mejor espectáculo de esta década. Marcos Morau reunió a un equipo brillante de bailarines educados en el Institut del Teatre que, siete años después de aquel hito, ha dado la vuelta al mundo, de Pekín a París, con encargos de grandes teatros, un calendario imposible y un lenguaje nuevo: el kova. Detrás suyo, tenemos a Pere Faura y a Lali Ayguadé, dos firmes realidades.

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Con Bonito y Shengo

En 2009, instalaron la carpa en la plaza Margarita Xirgu un hombre y una mujer que hacían del circo pura poesía. Blaï Mateu y Camille Decourtye, con el caballo Bonito, estrenaban 'Le sort du dedans', un espectáculo sensorial que nos hacia reír y llorar, que nos elevaba y que nos hacia ser niños sin dejar de ser adultos. Y de aquí hasta 'Bèsties' (2015), con los caballos Bonito y Shengo, la garza Gus y las cotorras Zou, Farouche y Midinette. Ellos son la punta de lanza de una generación que ha vuelto a poner el espectáculo más grande del mundo en el primer plano, con compañías como “eia”, Animal Religion, Psirc...

Hace 10 años

Tirant lo Blanc

Calixto Bieito, Carles Santos y Marc Rosich unieron fuerzas para estrenar en el Romea la versión escénica de la novela de Joanot Martorell, un delirio teatral y musical que nos dejó asombrados.

Hamlet

La versión que Thomas Ostermeier hizo del clásico de Shakespeare es la mejor que hemos visto nunca, con un actor, Lars Eidinger, que nos heló el cuerpo con su mirada. Aquella temporada 2007/2008 quizás fue la mejor de la historia del Lliure.

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Singapur

Pau Miró protagonizó una temporada de la Sala Beckett dedicada al teatro catalán contemporáneo con su pieza más épica y ambiciosa.

Cómeme el coco, negro

La Cubana recuperó uno de sus espectáculos más famosos, estrenado en 1989 y que contó incluso con una versión en inglés por encargo del Festival de Edimburgo. En 2008 llenaba cada noche el Coliseum.

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