Flotarium

Como el útero materno. No es exactamente un spa, de acuerdo, pero también sirve como tratamiento relajante acuático. Imagínese una gran cápsula llena con 600 litros de agua (donde hay disueltos 300 kilos de sales curativas) en la que se puede cerrar herméticamente, sin luz, ni sonido, ni tacto, ni ningún estímulo exterior. El aislamiento sensorial es absoluto y la sensación de ingravidez hace que al cabo de veinte minutos empieza a generar endorfinas y se siente muy relajado a nivel físico y mental. No penséis que es automático: sinceramente, cuesta desconectar de los problemas terrenales, pero nos aseguran que con la práctica cada vez es más rápido soltarse. Si os quedáis dormidos, no sufráis que flota.