City Hall

Apocalipsis hormonal

Ah, divina juventud. Siempre con la pistola a punto. Cuando tienes veinte añitos te lo comerías todo; la noche de Barcelona es un buffet libre de locales para mojar y mojar hasta que no quede ningún churro!

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Que el minimal es frío? Que en los clubes de techno hay mucha droga y poca libido? Como diría Palomino: mentira! En el Club 4 de la sala City Hall la combinación de ritmos teutones y de ganas de carne funciona. La música es estrictamente underground y tiene un regusto a club berlinés. Eso si, el género que hay en el corral es joven, tiene hambre y presenta una fuerte presencia de guiris con ganas de cocido. Lo mejor de todo es que estas sesiones se hacen los jueves. Y el jueves, cuando se trata de buscar, encontrar y comer bistec, es muy jueves. 

Rock y sexo siempre han sido conceptos equivalentes. Si queréis ligar con una banda sonora compatible con vuestra obsesión por las guitarras, es obligatorio probar suerte en el Sidecar y el Mágico. Las coordenadas de ambos locales son muy similares: mucha gente, mucho calor, rock sin adulterar, bastantes guiris y un mar de posibilidades que resulta más accesible a partir de las dos de la madrugada, cuando el whisky y el vodka ya han roto la fina membrana que separa la timidez del "A mí también me gustan los Strokes ..." del "En mi casa o en tu casa?".

Fui allí hace un tiempo con una pareja amiga y juro que tuvimos que asustar incontables abejorros que le querían birlar la novia a mi colega. Hacía tiempo que no veía un ataque tan agresivo de buitres famélicos. Plataforma se ha convertido en una parada obligatoria para ligar entre la fauna universitaria que se mueve por el Paralelo y que se emborracha en el Apolo. Ahora bien, llevar una chica guapa a este lugar es como tirar un jamón de Jabugo en una piscina llena de pirañas enfervorizadas. 

Todo el mundo sabe lo que se cuece en este Titanic del vicio juvenil. Malalts de festa ofrece sudor, alcohol y todo lo necesario para que la fauna universitaria disfrute. Aquí van al grano: actuaciones ultracomerciales, invitados de Gran Hermano tratados como si fueran dioses egipcios y un hedor de sexo universitario que hace que American Pie parezca una comedia romántica. 

Notáis el peso de las feromonas universitarias? Claro que lo notáis. Pippermint es un clásico de la zona alta para ligar con erasmus. Aquí son gatos viejos y saben que donde hay carne extranjera, radiofórmula y alcohol en cantidades industriales (recuerdo unos cubalitres que harían temblar a Godzilla) hay marron y negocio. Si queréis vivir de primera mano el Ragnarok hormonal de este oasis lúbrico, los jueves organizan la University Bar, una excusa como otra para salir con el AK 47 y disparar a todo lo que se mueva.

Els locals

  • Música
  • Dreta de l'Eixample
City Hall
City Hall
Aquesta sala va viure un moment esplendorós que va deixar enrere. Ara es manté viva gràcies a les sessions fetes fora del cap de setmana i a la programació de música en viu del Music Hall, amb una capacitat per a 500 persones. L'oferta se centra en una electrònica de qualitat amb artistes nacionals i internacionals. El públic és més aviat jove però varia en funció de la nit.
  • Música
  • Espacios de música
  • Ciutat Vella
El temple soterrani de l'indie rock ha arribat al quart de segle amb una salut envejable, una sessió diferent cada dia i la certesa que la gent cool s'abeura aquí al menys un cop per setmana.
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  • Música
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
Magic Club
Magic Club
Discoteca rock a Barcelona? Un nom: Magic Club. És l'antre al qual acudeix la fauna roquera de la ciutat en massa, quan noten que se'ls cauen a sobre les parets de la modernitat imposada, les decepcions vitals o senzillament tenen ganes d'agafar un bon pet escoltant els Dictators i ballant. D'ençà de l'obertura l'any 1976, el Magic ho ha vist passar tot: ona laietana, contracultura, punk, new wave. Des de mitjan dels noranta fins ben entrada la darrera dècada va viure una segona joventut com a sala de concerts. Johnny Thunders, Hellacopters, el millor del rock d'alta energia mundial ha cremat el seu minúscul escenari. Ara, per imposició municipal, només funciona com a discoteca i assisteix impassible a l'aparent declivi del rock'n'roll. És un minúscul univers on els caps de setmana podem viure en foscor perpètua fins a les sis del matí. I les seves dues pistes de ball agiten tatuatges, joves amb ganes de festa abominadors del techno i dones perilloses: tot s'hi val. Menys fumar a la pista de ball! –R.M
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