Es un lugar común que los hoteles con Michelin tengan un restaurante informal con la rúbrica del superchef, que a veces es un trámite. En el caso del Xerta Tapas del Fran López -de una generosidad y calidad-precio poco habitual-, el hermano económico es una magnífica extensión aún más asequible de la casa grande. Otro tópico es ponerle la etiqueta de chef marinero a López, cuando en realidad es un creador virtuoso de mares y montañas.
El apartado caro -platos entre 10 y 15 euros- de la carta va lleno: platazos de sabor rotundo con mucho talento y para mojar pan, como, por ejemplo, una cazuela de navajas con fondos de fricandó, o un chapadillo -melosa anguila frita- con patatas a la riojana evocadas vía esferas gelificadas (foto). Si queréis ir a cosas más terrenales, pues tapas del Delta, donde destacan una ensalada con anguila ahumada y una revisión de la clocha -aquel bocadillo de pan de ‘pagès’ relleno de sardinas y verdura- en pan de brioche y salsa brava por dentro, que te comerías tres de golpe. La generosidad del Xerta Tapas se hace patente en un menú de seis pasos con éxitos de López (arroz de pato!, atún asado con jugo de vaca vieja y tuétanos!) a 25 euros: democratización de la alta cocina, en una ciudad donde tomar unas bravas infames y una caña junto a la Boqueria cuesta 12 euros. El único pero: por favor, anunciadlo mejor en la puerta, que si no pasas de largo.