Vinos buenos por menos de 10 euros

Con un 57% de garnacha negra, un 11% de syrah y un 11% de carinyena, este coupage está recogido con vendimia mecánica y manual entre finales de septiembre y principios de octubre para luego embotellarlo a finales de enero de 2015. Un vino que cumple los timings y todo lo que se le puede pedir a un vino joven: color rojo rubí con tonos violáceos, con mucho carácter de fruta roja y negra madura, sedoso, redondo y de agradable persistencia. Todas las variedades se elaboran por separado, con una vinificación controlada y una maceración con las pieles para extraer el color entre 8 y 14 días.

La variedad tempranillo es la variedad peninsular que tiene más renombre internacional. Incluso se hace un concurso llamado Gran Tempranillo de Oro, la máxima distinción del Concurso Internacional Itinerante Tempranillos del Mundo 2015, que este año se celebró en Lisboa organizado por la Federación de Asociaciones de Enólogos. En Cataluña a esta variedad la llamamos 'ull de llebre', por la forma de la uva. En copa siempre destacan sus notas de frutas rojas y pimienta. Contundente en boca y alegre, es un vino que procede comiendo una barbacoa con el sol de un día de invierno. El apellido de esta variedad negra es el de la prestigiosa familia Roqueta, que hace vino desde el 1.199: ¡unos maestros!

La garnacha negra es el oscuro objeto de deseo de muchos amantes del vino. Y más si crece en el samblón, un tipo de tierra franca con una altitud de 150 a 300 metros y de orientación suroeste con una pluviometría de 600 ml al año. La agricultura ecológica la hace nacer con un esplendor especial y luego se fermenta durante una quincena de días en acero inoxidable a 22 grados, que extraen el máximo de los aromas frutales de esta variedad: fruta roja recubierta de violeta. Son taninos amables para "un caramelo del Mediterráneo apto para todo el mundo", como dice su padre, el enólogo J. M. Pujol-Busquets.

Es el vino rosado más demandado por el público femenino y también por parte del masculino. Porque los vinos florales son patrimonio de los amantes de los vinos varietales. Este clásico da la bienvenida al buen tiempo con un rosado pálido al estilo provenzal. Es un vino elaborado a partir de la variedad garnacha, totalmente mediterráneo. Frutas rojas y cítricas en la nariz que enlazan con el volumen en boca de sus cuatro meses en contacto con las levaduras. Ideal para tomar fresco con una ensalada caprese, un pescado ahumado o comida asiática, con vista al mar. La botella es más ligera para reducir las emisiones de CO2 que se generan durante el transporte. Los problemas que generan el cambio climático son una de las mayores preocupaciones de Torres.

De color amarillo pálido con reflejos que enseguida evolucionarán, así nos da la bienvenida este monovarietal. No os voy a engañar: tengo una debilidad especial por la garnacha blanca, es la mediterraneidad hecha vino. Y no sólo porque en boca sea equilibrado, fresco, redondo y envolvente. Sino por la persistencia, la personalidad y el recuerdo de frutas dulces y finas notas especiadas. Estos viñedos de entre 50 y 60 años nacieron de un terruño pedregoso y ahora se ven actualizados con esta presentación tan actual, ecléctica y esencial. Este vino es sólo para amantes y enamorados de la garnacha blanca.

Medalla de oro del Concurso Internacional de Vinos Bacchus 2016 (donde se degustaron más de 1.800 vinos de 21 países diferentes), es un campeón que ha enamorado a este exigente jurado de Master of Wine y Masters Sumiller. Con sólo cuatro meses de barrica casi nueva de roble, mayoritariamente americano (70%) y un 30% francés, destaca por su alta intensidad y vitalidad. Hay que decir que la madera no quita nada de protagonismo a la variedad negra del país, y regala aromas de fruta roja y negra, con un elegante fondo de regaliz. Tiene un final de boca goloso, después de dibujar una estructura amplia. El nombre del vino y el de la bodega derivan de Tarso, el nombre de la ciudad de Asia Menor cuna de la civilización del vino. Un gran vino para iniciarse en la Ribera del Duero.

Xarel·lo y malvasía recogidas a mano para obtener el punto óptimo de maduración de la finca de Can Martí (que pertenece a la familia Torelló desde 1395). Ambas variedades componen mitad y mitad del coupage: como tienen un ciclo vegetativo similar, se pueden recoger y prensar juntas en acero inoxidable durante 20 días a baja temperatura para conservar los aromas varietales. Es un vino eminentemente aromático lleno de cítricos, flores, fruta blanca, albaricoque y lichis. Nace entre el Mediterráneo y la montaña de Montserrat en tierras pobres en materia orgánica. Tiene una entrada fresca y buena acidez que se ve compensada por el peso en boca y un cierto volumen. ¿Sois más de xarel·lo o de malvasía? ¡Con este vino no tenéis que elegir!

Los concursos de vinos sirven para que los consumidores podamos degustar lo que según los catadores más expertos vale la pena. Este vino ha recibido un Gran Oro en CINVE 2016, que es el concurso de la Federación Internacional de Periodistas y Escritores de Vino y Espirituosos. Y precisamente el perlaje fino, integrado y suave de este cava es lo que hace que nos lleguen todas las notas cítricas de la añada junto con la sensación cremosa de su larga crianza (¡es un gran reserva!) Con las levaduras. Al final el veredicto lo hace cada uno según como disfrute de la copa. Un cava que os ganará en el aperitivo porque es brut (es decir, no tiene más de 15 gramos por litro de azúcar residual), que os abre el apetito sin que os queme el estómago.

Este es un vino rosado de viñedos ecológicos macabeo, malvasía y syrah, inspirado por los rosales de la finca de Can Martí. Porque los rosales no se plantan sólo por motivos estéticos, sino como prevención. Las rosas funcionan como biosensores: sus pétalos y las hojas de las cepas pueden coger las mismas enfermedades causadas por hongos. Y gracias a la amabilidad de la alerta de las rosas, antes se puede tratar la viña. La única espina de esta rosa es que se acaba enseguida... ¡Por ello han ideado formatos Mágnums! Un gran vino lleno de flores y frutas rojas para que cada día nos podamos beber el Sant Jordi con una rosa líquida.

Este coupage de 85% xarel·lo de viñas que tienen más de 50 años y 15% chardonnay es el blanco con el que las cavas Mestres han querido transportar la excelencia de sus cavas tranquilos a la DO Penedès. Cabe destacar la maceración pelicular en frío durante cinco horas en prensa, con la posterior crianza sobre poso, cuatro meses. Resultado: aromas de jazmín y rosa que se entrelazan con las notas frescas de los melocotones, el hinojo y el limón dulce. Del contacto con las madres, nos llegan los recuerdos tostados, de canela, caramelo, dulce de membrillo y miel.