Llevan desde 1967 convirtiendo en arte gastronómico actos tan sencillos como pelar una naranja. Este es un emplazamiento que todo buen sibarita debería conocer, tocan la trufa como nadie, y su servicio se ha convertido en un estándar en la alta cocina española. Y renovaron su oferta con la dirección del joven chef David Andrés, todo un prodigio de la imaginación con raíces: el menú degustación es una exhibición de potencia, técnica y elegancia aplicada al producto de temporada.
Y han ido hasta el fondo en el servicio de delivery y para llevar: tienen una nutrida carta con delicias hechas a fuego lento, como paletilla de cabrito deshuesada y confitada con parmentier.