Txakolín (CERRADO)

La que quizás es la bara de pintxos más desconocida de Barcelona, es también la más larga: hace una «U» en un espacio de sala muy, muy generoso. Por algún extraño motivo, ha quedado algo separada del circuito turístico, algo que ni la dirección ni los clientes habituales lamentan para nada. Las noches de los viernes es un festival de codos con pocos guiris, y la propietaria asegura que, de la cocina, salen los pintxos calientes según las preferencias de cada cliente. Espero que se caldee el ambiente y podáis ver cómo la masa se abalanza sobre la bandeja del camarero, muchas veces cuando ya llega a la barra vacía. Tienen unos quince pintxos fríos y unos treinta calientes —sencillos, pero con nivel—, y las estrellas indiscutibles son las brochetas de carne y las de pescado.