Este local está cerrado.
En Poble-sec se consolida cada vez más la pieza que faltaba: un buen restaurante japonés, The Tatami Room. Hugo Lonsdale propone con un equipo muy eficiente y amable un lugar agradable inspirado en los tatamis japoneses, adaptados a las costumbres más occidentales, que las rodillas castigadas agradecen.
La cocina, rigurosamente japonesa, va a cargo de un equipo joven que propone al mediodía (por 5 euros) diferentes opciones de ramen, la versión japonesa de los fideos chinos. Su sabor y su intensidad se deben a una combinación de caldos de pollo y cerdo ibérico, producto de alta calidad que les dio pie a llamarlo samurai ibérico. Una fórmula muy simpática para mantener en lo alto el restaurante, que es el preferido de muchos de los seguidores de la cocina japonesa de verdad.
El lugar, amplio, recuerda algunas casas de té, pero también algún buen japonés de Sao Paulo, en Brasil, donde hay una exquisita colonia japonesa. Transmite un ambiente relajado que hace aún más grata la comida. Los edamame salteados con aceite de sésamo, semillas de sésamo y sal marina son un aperitivo ideal para acompañar una cerveza bien fresca o también un té verde, que puede maridar con el resto de la comida.
Las gyoza de cerdo fueron el entrante para compartir en una mesa de dos comensales (cabe decir que un menú por 19,50 euros permite un primer acercamiento a la propuesta del Tatami Room). Después, los Nagoya, un urimaki que lleva tempura de langostino atigrado, aguacate, salsa Nagi, anguila y la mayonesa de miso especialidad de la casa. Seguimos luego con el hanami ('contemplación de las flores'), otro urimaki muy sabroso que es el preferido de Hugo, el propietario, y que lleva salmón, mango, pollo con miso y huevos de salmón. Exquisito. Finalmente optamos por yakisoba de verdura y pollo. Un sake tibio es ideal para cerrar y continuar la fiesta por los rincones de este barrio tan animado de noche.
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