Si los 'linguine alle vongole e bottarga' de este restaurante sardo fueran una canción, sería 'Sapore di sale' de Gino Paoli. La pasta de sémola de trigo con almejas, huevos de botarga desecados, tomate y ajo nos hace sentir rayos de sol cegadores los ojos, salitre en los labios y el Mediterráneo en el paladar. Queremos vender a nuestra 'nonna' a cambio de poder zambullirnos en la salsa que queda en el fondo del plato, pero nos conformamos mojando pan Guttiau; unas láminas finas y crujientes de sémola de trigo duro.
Salvatore, el dueño y cocinero de este pequeño restaurante con terraza en el Carmel, nos cuenta que la cocina de Cerdeña es de mar, campo y pasto. "Ahora a los platos tradicionales los llamamos especialidades cuando, en realidad, eran platos de supervivencia. El pastor llevaba Guttiau porqué sacia el hambre y no ocupa espacio, y el pescador llevaba botarga para que no se pusiera malo. La suya es de una família de Cabras, un pueblo al oeste de la isla famoso en toda Italia por las huevas de pescado saladas y secas.
Del interior comemos unos suculentos 'gnocchetti' con ragú de jabalí. De postre, una seada: una empanada rellena de queso dulce fundido y cubierta de limón y miel. Vinos sardos, sicilianos, véneto, La Pulla, piamonteses, Emilia-Romagna y de aquí. Todo preparado al momento y según disponibilidad del mercado del barrio. Bravo, Tierra Mia.