Cocina japonesa-mediterránea de temporada con influencias del sudeste asiático y Corea. ¿Recetas minimalistas de monjas budistas de un templo zen de Palamós? No exactamente. A los fogones de la Taberna Kamikaze están Enric Buendía y Arístides Ribalta, antiguos compañeros en Disfrutar. Su base nipona es más bien de la era Meiji; de cuando el Japón de finales del XIX empezó a incorporar influencias occidentales en su gastronomía. Es decir, mayor presencia de carne, pan, rebozados y salsas contundentes como la 'tonkatsu', la 'hayashi' y el curri. Volviendo al Eixample del XXI, probamos la salsa de pollo a la catalana en crujiente de tofu.
Una taberna asiática del siglo XXI
Los piñones y la densidad de la salsa de fondo son muy de la abuela Carmeta, de cocina catalana tradicional, pero su dulzura y el cuajo de la soja nos recuerda que estamos en una taberna de intenciones asiáticas. Seguimos con sushi: un niguiri de anguila ahumada con daikon, acertado y original, y otro de atún con salsa yuke. El pescado viene un poco frío y la grasa no se acaba de deshacer en la boca, lástima. El romesco asiático con langostinos de San Carlos de la Rápita nos convence mucho más. Es un 'tom yam thai' y la provincia de Tarragona en un único plato (¡soberbias las cabezas crujientes!). Acabamos con la chuleta de cerdo a baja temperatura con salsa 'tonkatsu'. La carne, muy bien hecha, sabrosa y que se desprende del hueso, se cocina durante veinte horas y el plato se presenta con aspecto de 'okonomiyaki'.