¿Por qué este establecimiento es un peso pesado de la ciudad no sólo en materia de pollos asados, sino también de comida para llevar? Porque tienen cocina propia y, por tanto, un chef tras los fogones que cada día crea combinaciones de especies diferentes para unos pollos tiernos y melosos, siempre regados con un poco de coñac. Rostisseria Urgell es el lugar donde los pollos saben a pollo, y donde las croquetas, tortillas, libritos y otros clásicos del take away de toda la vida se parecen a los de la abuela.
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