Seguramente el restaurante más barato y digno de Barcelona por lo que respecta a cocina casera y pescado a la plancha. Dan prueba de ello las colas de mochileros, artistas muertos de hambre y curriquis del Raval que se amontonan en la puerta cada mediodía y cada noche. Romesco es «entra-cola-siéntate-come-paga», y su bacalao es más que famoso y glorioso (sobre todo por los cinco miserables euros que cuesta). Para los vikingos más valientes (y/o fanáticos de la carne) preparan también cabeza de ternera frita. Id con cuidado: la sirven entera. Para los clásicos, la sepia a la plancha no tiene precio. Y uno de los cocineros parece sacado de Astérix en Bélgica.
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