El Rita Blue sigue siendo uno de los lugares más modernos, glamorosos y frecuentados por jóvenes europeos y latinoamericanos. Muchos de ellos lo tienen como punto de inicio de una noche inacabable. Desafiando los rigores de la vecina iglesia de Sant Agustí, el Rita Blue en su tiempo rompió los moldes y sigue siendo hoy un lugar alegre por su color, y tremendamente atractivo por la variedad de su oferta culinaria. Es el hermano mayor de su vecino Rita Rouge, pero más pequeño que el más grande del trío, el Margarita Blue, que sigue causando furor por su barra, su cocina y sobre todo su buena música. En la planta inferior funciona un lounge donde, hasta que estuvo permitido, había actuaciones en directo. Para después de cenar o para cenar con una música y mejor ambiente es el sitio ideal, en medio del Raval. Las mesas cubiertas por un hule de un rojo furioso le da un aspecto de cantina mexicana, ya que en sus inicios tuvo una tendencia más orientada al mundo y a la cocina de los mariachis.
Pero con el tiempo, los adolescentes se van centrando y ahora podríamos decir que es un restaurante informal, pero muy serio en su propuesta. Además de excelentes cócteles, y de una carta variada, todos los mediodías ofrece un menú que el día de nuestra visita tenía entre los segundos un confit de pato con patatas fritas o un wok yakisoba de pollo. Sigue vigente un menú para estudiantes muy económico en el que puedes escoger sólo uno de los dos platos. Aconsejados por Xefo Guasch, alma mater de la casa, este día empezamos con los dados de queso brie rebozados y acompañados de buen chutney de frutas y las excelentes patatas bravas de la casa. Es muy aconsejable también el plato de tomates variados con mozzarella de búfala y albahaca fresca picada en el mortero y buen aceite de oliva.
Seguimos con un bacalao con tumbet, una versión mallorquina hecha con milhojas de bacalao y verduras al horno, con romesco, tapenade y salsa alioli, y para finalizar, un sabroso risotto ibérico, finamente elaborado y presentado de forma espectacular. La oferta de vinos podría ser más amplia, pero los precios son ajustados. El servicios es bueno, simpático y entregado, y el ambiente, décontracté, que dirían los franceses para decir relajado y grato.
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