Diego Campos y su restaurante se han hecho un nombre gracias a la calidad de los pescados y mariscos que lleva a la mesa, pero también por sus propuestas originales y creativas, y por cuidar al detalle la decoración del establecimiento. Toda una experiencia comer en este lugar, de sabores vascos y mediterráneos.
Encontrarás una carta de cocina a medio camino entre la tradición y la cosecha, ejecutados con producto máximo. Platos de aquellos que hacen la boca agua con solo oírlos, y con un enunciado que proclama su coherencia gustosa por delante. Ved unos raviolis de langosta con salsa de cangrejo picante, o un jarrete de cordero lechal con tres purés de otoño, por eso de mentar un mar y una montaña.