Son de las pocas asadores que ofrecen pollo ecológico (por encargo previo, ep). Pero seguro que son la única asador que ocupa el espacio de un antiguo prostíbulo con barra americana. Curiosidades en banda: en la cocina encontraréis la Valentina y Javi (foto), madre y hijo. La razón de ser de la casa es un pollo amarillo catalán -destacan que a sus 56 días "es mucho más mayor que el de otros locales" -asado y suavizado con una salsa donde se mezcla manzana y aceite, un delirio tierno y sabroso para mojar pan, y en el que el pecho -la prueba de fuego- viene cargado de gusto (y la guarnición no son patatas, sino manzanas al horno, buenísimas). También hay un repertorio clásico de asador en la mejor de las versiones, y con todo el producto ecológico: escalivada, ensaladilla rusa, croquetas y macarrones, presentes en un menú de 10 euros -también para comer 'in situ'- donde la estrella, claro, es la cuarta de ave.
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