Jordi Tarré, el propietario de Prodigi (contracción de Provença, Diagonal y Girona, su ubicación, no os penséis que va de sobrado) es un joven chef, nacido en 1996, que tiene intenciones muy serias: las de proyectar el recetario catalán hacia la creatividad moderna. El objetivo del restaurante Prodigi es transportar el recetario catalán a una moderna aventura gastronómica creativa, desde la tradición, y hacerlo enfatizando las raíces, los recuerdos y las experiencias del acto de la comida.
Y tiene capacidades y preparación para hacerlo: ha sido segundo de cocina en Hisop, ha visto mundo (ha trabajado en el triestrellado The Fat Duck) y es capaz de platos como rape ahumado al sarmiento con salsa xató, vinagreta de trufa, calçots y anchoas, que tienen un pie en la tradición catalana y otro en la descontextualización creativa más absoluta. Tienen un menú degustación y un menú de mediodía, con platos fuera de carta, pero igualmente golosos y creativos, como alcachofas braseadas con butifarras del perol, jugo de pollo, papada ibérica y aceite verde.