Y la tercera pata que va con artesanía y proximidad es temporalidad, claro: hacen helados que reproducen las sensaciones de cada estación, como los restaurantes reflejan la temporalidad en su carta. "La gente encontrará todos los helados clásicos, pero hay que divertirse e investigar", explican. Esta temporada, por ejemplo, un helado de pino: hecho con piñones de Castilla (¡a 80 € el kilo!) y piña verde que fueron a recoger a la Costa Brava, ¡Infusionada con leche de nata! Para reproducir las notas aromáticas del bosque mediterráneo. Matteo añade que la leche y la nata fresca que utilizan es de proximidad, de la granja Cal Porta. Otros veranos hicieron un sorbete de agua de mar infusionado con agujas y piñas de pino, para recordar la sensación de bañarse en una caleta mediterránea.
Parallelo abrió el año 2017 y se ha convertido en una de las grandes heladerías artesanas de Barcelona. Y tanto si buscáis sensaciones fuertes (¡helado de yuzu con ribetes de caviar! Fue una edición limitada) o en alta definición, como los clásicos de limón o fresa (del Barcelona), no saldréis decepcionados.