Perú de vanguardia. Nuna (alma en quechua) es un restaurante con socios peruanos y catalanes. El chef David Guevara me cuenta que el proyecto, aunque lleve la etiqueta nikkei, rehuye definiciones. "No somos sólo Japón o Perú, tocamos el Mediterráneo y queremos llegar a encontrar nuestra verdad y divertirnos", explica un limeño formado en Hofmann. Aquí hacen lo que les da la gana, también con el sushi: véase un nigiri de... ¡paella!
O más bien de cigala a la robata, donde el arroz va con una emulsión de pollo y verduras, y sí, comes sushi con sensación de paella. Al integrista valenciano de trípode y leña esto le reventará la cabeza, pero es buenísimo y juguetón. Como también lo es un canelón bachiche; con ossobuco guissado como relleno, tiene tres vagones divididos por la salsa: de almendras con Idiazábal cremoso, de salsa huancaína con espinacas y de mole, más dulce que umami. Un plato adictivo. Y en el capítulo del cebiche, su nikkei también incorpora el piquillo a la leche de tigre, y al habitual pescado blanco cítrico se le suma la intensidad de vieiras a la brasa. De repente, la parte alta de Casanova, también con Leche de Tigre, se ha convertido en una referencia del Perú moderno en Barcelona.