¿Qué hace que el cliente repita en los lugares de barrio? Obviedad: buena comida y buen trato. Una alegría cotidiana es tropezar con un buen sitio de barrio, fuera del radar de modas o de pretensiones conceptuales. Y Sarrià también es un barrio necesitado de alegrías cotidianas. Como la que es el Mastico: un restaurante que lleva dos años abierto, dedicado a "la cocina catalana, todo hecho desde cero", explica Enric Mas, copropietario con su hermano gemelo Borja, el arquitecto de una preciosidad de local diáfano –sin paredes, todo marcos de acero y vidrio. A las 13.45 h de un martes cualquiera, ya hay 30 vecinos sentados. Los gemelos Mas tuvieron la parada Ous i Truites en el Mercat Princesa, y con el dinero de la venta abrieron el Mastico. Pero aquí no venden motos sino comida bien hecha.
Encontraréis una carta clásica a más no poder (para picar, ensaladas y principales), donde la 'vedette' es el arroz estilo Parellada, también presente en un menú semanal (a 14,80 euros). Y la verdad es que el clasicismo no tiene nada de malo si hay personalidad y oficio: con un suplemento de tres euros, en el menú tienes un arroz en paella modélico –¡qué bueno el negro, grano grenyal y alcachofa al dente!– y zamparse unos excelentes huevos estrellados con jamón que dan fe de su experiencia tocando patata y tortilla.
En carta, delicias como raviolis rellenos de berenjena y scamorza con salsa trufada.