Las metrópolis son organismos acelerados, en cambio permanente. Están las soluciones urbanísticas dictadas desde arriba y los movimientos peristálticos, espontáneos, de la ciudad misma. El encaje es lo que acaba dando forma a nuestros barrios, calles y plazas, porque, como decía Valéry, "dos peligros amenazan constantemente el mundo: el orden y el desorden". La calle Robador ha sufrido muchos cambios: el Ayuntamiento se obcecó en 'limpiarlo' de prostitutas y lavarle la cara: demasiado céntrico y demasiado al alcance de los turistas, crudo y real, la Bata de Boatiné bajó la persiana dejando huérfanos a buena parte del colectivo queer de la ciudad, locales populares de toda la vida también han cerrado y se han abierto otros, como La Robadora, que se dirigen a un público con una capacidad adquisitiva superior a la del entorno inmediato.
Maria de la Casa de la Pradera y Krishna del Chelo han cogido un local de la calle donde antes se hacía microteatro y lo han convertido en un bar de tapas: el Manolito. Lo primero que te sorprende al entrar es la luminosidad: el espacio, diáfano, recibe un baño de luz desde los ventanales de atrás que lo convierte en una burbuja cálida y agradable en medio de un barrio de calles estrechas y oscuras.
El suelo y las mesas de madera incrementan esa sensación uterina y el trato amable y familiar de los propietarios también. En Manolito puedes comer unas deliciosas berenjenas fritas con miel acompañadas de un zumo natural con ingredientes como manzana, zanahoria y jengibre, por ejemplo. Tienen muchos más platos del día y también hacen bocadillos y ensaladas. Precios ajustados, parking de bicis en la parte trasera, luz, buena pita y buen ambiente: ¿qué más queréis?
Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Robador, 18-22
- Barcelona
- Transporte
- Liceu (M: L3)
- Horas de apertura
- De ma. a ju. de 9 a 1 h. Vi. de 9 a 2 h. Sá. de 10 a 2 h. Do. de 10 a 1 h
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