Un francés con el corazón roto pasea por Barcelona. Anda durante un mes sin cesar, para agotarse y que no le duela tanto el alma. Un día encuentra un bar con jardín en la calle Burdeos, de dónde es él. Un chispazo se le enciende: la chispa de donde nacen los sueños. Se imagina un espacio de libertad y exotismo en el corazón de la ciudad. Años después, con la vida rehecha, Alain vende su casa en Francia y compra el bar. El 7 de enero del 2012, aniversario de su madre, jardinera, Alain abre Le Jardin - Café Poétique.
En una esquina de las Corts encontraréis una valla de madera, anárquica como él, que os dejará atisbar un interior con un bananero en medio y muchos jazmines. El suelo es de guijarros, "porque si entra alguna chica con talones, se sienta desequilibrada", ríe, socarrón, Alain. "Yo soy anarquista: mis referentes son Kropotkin, Empèdocles y Tom Waits", dice. "Quería que el jardín fuera un lugar donde recuperar la salud espiritual. Por eso no hay ni fútbol ni máquinas tragaperras". Puedes tomar una excelente crep Suzette, una quiche lorraine (que hace él), beber vinos de Burdeos (que trae desde allá con el coche cargado de niños y perros), vinos y cavas catalanes, sidra de Normandía, pastel de Marsella y Kir. Tiene frases escritas a la pared como esta, que lo definen de pies a cabeza: "La anarquía es el orden sin el poder".