Las mejores empanadas argentinas (¡o no!) de Barcelona

Las Muns quizás no ofrecen la empanada argentina más ortodoxa, pero sí son de una calidad y creatividad indiscutible. Abierta en 2011, esta empresa de empanadas gourmet -el chef cofundador, Diego Rojas, es un argentino de Tucumán, patria de la buena empanada- tiene su fuerza en un binomio imbatible: hacer una buena masa –de harina integral o de espelta, hechas a mano, todo natural– que envuelve rellenos imaginativos y con buena materia prima (y hechos a fuego lento, más que un relleno estamos hablando de recetas envueltas). Disponen de unas quince especialidades, que van desde lo reconocible –su empanada de carne cortada a cuchillo, suave y melosa, no tendría problemas en estar en la carta de un argentino 'top'– hasta innovaciones meditadas y que funcionan, como una brutal empanada de pollo thai -con salsa de curry verdi picante, leche de coco y jengibre que es un delirio.

El restaurante de referencia de muchos cinéfilos antes de entrar a ver el último estreno en Floridablanca. Comida rápida, pero no de aquella grasienta que se te repite cada secuencia del filme que verás. Son argentinos y por eso sus empanadas son la salvación cuando uno va con prisas y no ha tenido tiempo de pasar por casa a comer algo antes de sentarse en el sillón. ¡Tienen una multitud! De calabaza y curry, de berenjena con miel y jengibre. Os avisamos: no tendréis suficiente con una. Por esta razón, lo más acertado es que aprovechéis la oferta nocturna de tres empanadas + Ensalada + bebida y listos hacia la gran pantalla con el estómago preparado para aguantar dramas, tragedias, thrillers y lo que haga falta.

Mimmar –cruce entre 'mimar' y 'mediterráneo'– es una tienda de empanadas artesanales de espíritu mediterráneo que está en posición de hacer frente, en su terreno, a la empanada argentina. Y eso lo hacen con una masa firme, que resiste bien el horneado sin quedar hecha costra o ablandarse, y sobre todo con un relleno sustancioso que remite a la cocina catalana y a los sabores de nuestra infancia.

Como por ejemplo, una fabulosa cresta de pollo de payés donde se pone de manifiesto el asado caramelizado, con las ciruelas y los piñones, o unas empanadas de carne picada y boloñesa, inspiradas en los macarrones de la abuela. Siguen la temporalidad, también, con una cresta de revuelto de setas con cebolla buenísima. Y también hay guiños a Asia, como la de pollo thai (por cierto: ¡a probar la Madriles, bocadillo de calamares hecho cresta!). Punto grande a favor: son jugosas, pero cuando las muerdes no te estalla salseo barbilla abajo.

Este es un proyecto de Ygail Lenti, quien fue 'managing director' de Carles Abellán, y sabe lo que se hace: "Los rellenos se cocinan cada día desde cero en nuestra cocina, queremos mimar a los clientes". Tanto, que si te acercas con una botella vacía la podrás rellenar gratis de agua osmotizada en una fuente del mismo local, y la oferta de cerveza artesana no está mal.

O de cómo una antigua charcutería se convierte en centro de peregrinación moderna. A Rekons, han tenido el buen gusto de mantener buena parte de la estética antigua cambiando el negocio. Ahora podeís tomar a cualquier hora empanadas, ensaladas y otras golosinas argentinas con una cerveza o un vino. Este es un lugar eminentemente casero: la matriarca del clan hace los postres -excelentes, mucho más allá del 'dulce de leche', que también es muy recomendable- y el patriarca corta a cuchillo la carne de la empanada. Con el paso de los años han ido profundizando en las posibilidades culinarias de la península –su empanada de chorizo ​​picante de León es un pequeño clásico del barrio! -y han mantenido la argentinidad (carne suave, jamón y queso, caprese). Eso sí, a sabor y contundencia los gana poca gente: ¡aquí podéis comprar una empanada de pollo con cerezas! Los viernes por la noche esto es un apocalipsis de gente que quiere llegar a casa con su bolsa de empanadas calentita. También los encontraréis en Poble-Sec, en Blai 48.

Es un lugar fiable para comer auténticas empanadas argentinas. Las carnívoras son bien buenas –la de carne picante, picante de verdad, y jugosa, con el huevo y el chile, es una delícia- pero los vegetarianos pueden estar contentos con una variedad que incluye incluso la de verduras al wok ( aunque quien escribe siempre sale de aquí con la de queso provolone, berenjena, mozzarella y pesto).

También tienen tienda en la plaza de la Llana y en la avenida de Sarrià, 15, en Santiago (Call, 19) y en Poblenou (Ramon Turró, 212).