Este local está cerrado Tras la deliciosa aliteración del nombre de este local, encontramos un espacio dedicado casi exclusivamente al mundo del vino natural. Y decimos casi porque sus propietarios, los hermanos Víctor y Susanna Company, tienen clarísimo que la razón de ser de La Volàtil es el vino natural, sí, pero que este no funciona si no se acompaña de una buena comida.
Y con esta filosofía han creado una selección de tapas sencillas, ideadas con un bien entendido sentido de la originalidad, la misión de las cuales es, en definitiva, ser compañeras de aventuras de una carta de vinos con 180 referencias.
Una de sus señas de identidad es la carta de vinos... ¿naturales? "No todos lo son al 100%, pero todas las bodegas tienen en común, eso sí, la voluntad de crear vinos sin muchas alteraciones, que no hayan sido maltratados por factores exógenos", explica Víctor, muy orgulloso de una carta que no está cien por cien libre de azufres (y no pasa nada) y que ofrece también vermuts y cervezas artesanas.
La carta de tapas, a precios muy asequibles, es un buen ejemplo de cómo coger la oferta clásica y hacerla evolucionar un poco, de manera que cuadre con una oferta de vinos moderna y transgresora, aunque Víctor lo tiene clarísimo: "Yo no creo en el maridaje". Y quizás no, pero por algún motivo relacionado con el instinto, te preparan un tataki de atún espléndido, rebozado con sésamo, que cuadra perfectamente con el blanco Biu de Sort.
También encontramos un bocadillo de 'top ten': una especie de mix entre el pepito, la hamburguesa y el tártar, o platos como la butifarra de perol desmenuzada con chipirones y judías, las albóndigas con sepia o unas croquetas de cerdo ibérico o asado, caseras y espectaculares.
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