Este establecimiento ha cerrado
A parte de los libros de historia del colegio, la serie Allo, Allo nos enseñó que, pera una buena resistencia, hacían falta aliados. ¿Os acordáis de René, aquel camarero del restaurante de la Francia ocupada que era capaz de esconder a un aliado bajo la cama de la abuela? En Barcelona, de momento, La Resistència es una cervecería que lucha por la diferencia con 12 tiradores de cerveza. Quizá menos heroica que el acometido del hombre con bigotillo, pero más provechosa para el paladar.
Sergi y David, los dos hombres que están detrás del mostrador, son dos gourmets de la birra. Uno de ellos, David, el propietario de la bodega de la calle del Comte d’Urgell, Rosses i Torrades, ejerce su pasión cervecera las 24 horas del día. Por la mañana, lo encontraréis en la tienda. El resto del día sirve cañas de cerveza artesana en Viladomat. Cuando estás enamorado, lo estás la jornada completa.
Golosos del lúpulo
Con un rótulo inevitable, incluso para los miopes, la pareja de amigos abrió esta cervecería que también sirve algunas tapas para acompañar las maltas, los lúpulos y todo el surtido cervecero del local. Encontraremos una bonita lista de quesos y embutidos artesanos acompañados de pan hecho a partir de masa madre, en consonancia con la elegancia de sus cervezas.
Una de las tapas estrella es la mojama con almendras, “un homenaje a una cervecería antigua del barrio, la Bohèmia”. En pocos días ya se ha hecho con una clientela fiel: los amantes de la cerveza vienen de años de sufrimiento y soledad. Hasta hace poco, si querían probar cervezas de categoría tenían que hacerlo en la intimidad del sofá de casa, o emigrar. Las desgracias se han acabado. Por un poco más del precio de una cerveza pasteurizada –las de supermercado– podéis beber pintas y cañas de cervezas artesanales catalanas y de parte del extranjero.
Me dejan probar una Navarra, la Napar Pils, fina y elegante. Quien me acompaña, prefiere una Hardcore Ipa de la bodega escocesa BrewDog Beer. Entre la docena de birras para escoger, hay una cerveza elaborada en Tarragona, la Jazz Beer, para los golosos del lúpulo. Gritad conmigo, y si conviene con acento francés: “¡Resistencia!”, y dejaros amarar el bigote de espuma.