La cafetería La Marmota, resultado de la asociación de una sevillana y una finlandesa, en su variedad, la del bar para desayunar, comer algo saludable o una buena merienda, es impecable.
Mandan los bocadillos hechos con pan de payés ecológico, pan negro traído de Finlandia o mollete andaluz (lomo con manteca colorá!). Y recetas que justifican una comida, como la de salmón, aguacate, brie y Philadelphia, con una buena ensalada.
La extensa oferta de dulce es casera y los paladares curiosos tenéis que probar el karjalanpiirakka, pastelito salado hecho con masa de arroz y servido caliente, con huevo duro y mantequilla. El lugar es precioso, orientado al local y dignifica el barrio: una antigua mercería amaderada con el material del altillo.