La Dama se esconde entre los pliegues de un edificio modernista de piedra, diseñado por el célebre Manuel Sayrach. La entrada está impregnada de formas ondulantes que conducen hasta el restaurante, donde los interiores os cautivarán: papel pintado floral, terciopelo, maderas sinuosas y arte internacional. Está dividido en varios espacios, con rincones reservados para reuniones privadas (ya sean de negocios o del corazón) y una coctelería.
La elegancia es su fuerte, conservando la atemporalidad del lugar y sumándole un punto contemporáneo; todo un rompecabezas aplicado también a la gastronomía. Algunas creaciones: el emblemático calamar adornado con especias silvestres y carbonara, y los spaghetti alla chitarra con salsa arrabbiata y bogavante.