Ha reabierto el mercado del Ninot y los barceloneses nos tenemos que felicitar por un mercado abierto a los ciudadanos y con una oferta culinaria fantástica. Y quiero hablar de La Barra, también conocida como La Barra de Jorge. Añades González, y ya sabes como se llama el cocinero. Aquí hay un detalle que recuerda a los antiguos mercados. Los clientes pueden comprar el pescado fresco y González y cía. lo prepararán a su gusto.
Pero lo más destacable son unos platos que, si no se estropean las ganas de su creador, se convertirán en unos clásicos del barrio. Por ejemplo, es muy destacable el bocadillo de calamares a la barcelonesa, un homenaje al hermano castizo, pero casado con una ensalada de xató y todo atrapado dentro de un pan de mollete hecho con tinta de calamar que da un sabor muy particular.
Otro plato destacadísimo son las croquetas de calamar. Muy ligeras y con un crujiente que sorprende que esconda una cantidad tan ufana de molusco marino, y con una masa en las antípodas del amasijo habitual. Lástima que no les quedaran raviolis de cigala: si algún lector tiene el gusto de probarlos, que no dude en dar su opinión.
Las cigalas Punx Punx, con una base magnífica de cebolla, eran excelentes, y sirvieron para hacernos olvidar los raviolis ausentes. Los seres humanos somos así de volubles.
Acabamos con un arroz de gamba y tornillo de punta. El sabor era potente, marino, sin concesiones, pero con el toque meloso que daba un trozo de papada confitada. Todo un hallazgo. Jorge nos recomendó un cebiche de corvina de roca. Otro día. Y nos ofreció unos buñuelos de bacalao. Otro día.