Takashi Ochiai es uno de los grandes pasteleros de Barcelona y ahora apunta también al helado. Con la ayuda de Andrea de Bellis, artesano italiano, ha desarrollado una heladería italiana tradicional con toques japoneses. Para quitar el hipo: viaje en cremosidad delirante a Asia con sorbetes de y helados de sabores como cereza y 'umeboshi' (¡la ciruela encurtida del Suprunaman de Arale!).
Kurimu, así se llama la heladería, significa cremoso en japonés, y nació por una idea de la hija de Ochiai, la Yuri. "Uno de los grandes éxitos de la casa era el helado de té verde, lo servíamos mucho a los restaurantes, ¿por qué no abrir un puesto de helados?", razona ella. Siguen la misma filosofía de producto de calidad y km 0 de la pastelería -leche fresca, el wasabi del helado de yogur con wasabi se hace con ingredientes de proximidad! - y encontraréis sabores tan placenteras como el sorbete de fresa, lima y 'yuzu 'o el de chocolate y jengibre. Atreveos con el helado de sésamo negro, delicioso, o pedid un 'tayaki', un simpático pescadito de hojaldre, que vendría a ser el cucurucho japonés, pero mucho mejor que el tantas veces indigesta barquillo.