A la hora de hablar de los mejores pinchos ha hecho fortuna la expresión "alta cocina en miniatura ". Y en este apartado lidera el ranking el Irati. Su barra alargada, sin taburetes, aloja unas cincuenta variedades de pinchos, entre fríos y calientes. Y en una buena noche despachan 600. En caliente, un buen ejemplo de esta cocina sería el de pastel de cabracho sobre una base de nata agria y huevo. O una rebanada de pan que es un pequeño imperio de sobrasada con miel, manzana y queso idiazabal crujiente. En frío, hay que apreciar la elaboración de un combinado de pimientos del piquillo, atún, pasta de anchoas y puerro frito. Y de postre, nada mejor que lo que ellos han bautizado como Picor orgásmico: queso de cabra con nueces y mermelada de frambuesa y crujiente de pimiento.
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