Brummell Kitchen
© Christian Schallert Brummell Kitchen
© Christian Schallert

Hoteles de barrio: Brummell y Born Voraz

Lejos del lujo arábigo y los precios para la clase media de Oslo, también hay restaurantes de hotel que se quieren integrar y trabajar para el ciudadano.

Ricard Martín
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¿Un turista plantado es un payés? ¿Puede volver a payés aquel que ha sido un turista? Con estas palabras proféticas en 2004, el artista Perejaume celebraba la Mercè, la fiesta de la patrona de Barcelona. Esta misma pregunta se hacen en el Hotel Brummell, en la parte más recónditay poco turistitzada– del Poble-sec.

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"Abrirse a la gente del barrio". Este propósito –y el de ofrecer un "modelo de turismo sostenible, tienen 20 habitaciones– son palabras de manual de dirección de hotel de la Barcelona post-Fòrum. Pero en el Hotel Brummell –en zona poco colonizada de Poble Sec– no parecen impostadas. Empezando por un restaurante, el Brummell Kitchen, que más que abrirse al paseante parece que lo quiera aspirar: toda la planta baja (comedor, terraza interior, bar de copas) llama al no residente y en sus dependencias se hace de todo, desde reuniones de cooperativas eco hasta exposiciones de arte moderno. Y sobre todo: los chicos del restaurante Palo Cortao -los 'cordovesocatalans' Fede Salmón y Bernardo Montenegro-, altos responsables de la 'molletitzación' (de mollete) barcelonesa, se ocupan de la cocina. "Somos como un pueblo", ríe Fede, "estamos esperando que venga la gente para mover el negocio, y cuando vienen dos días después nos quejamos". Hombre, no todos los negocios dedicados al turismo son tan inclusivos y amables como el Brummell. Bernardo explica que en el hotel "todo es pequeño, arreglado y insonorizado". Y añade: "Sin perder la esencia andaluza y catalana, queremos recibir un público amplio". Hacen equilibrios entre la cocina de su casa y lo que se espera un turista. Vale la pena pasar a cualquier hora: de día, hay un menú (12,5 €, sopa, crema o ensalada, plato del día, bebida y postre) excelente, ensaladas y bocadillos. De noche, tapas marca de la casa, pero sobre todo, con los

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  • precio 2 de 4
Born Voraz
Born Voraz

Y si el Brummell està en zona poco colonizada, El Born Voraz, restaurante del hotel Distrito Born, está el centro de la calle de la Princesa: la línea telúrica por donde pasan todos los turistas. El director del restaurante, Rodrigo, y el chef, Leandro (ambos argentinos), se han propuesto algo que en el barrio es prácticamente una entelequia: dar de comer bien a buen precio. "No queremos caer en la rutina, dedicamos mucho tiempo en el menú, se huye de la chuleta con patatas", explica el chef. Y de hecho es un restaurante de hotel, sí, pero toda su oferta está destinada a pescar clientes entre los locales. De hecho, son un restaurante de hotel pero con maneras de casa de comidas: menú del día a 12,80 €, cada día diferente. Y abundan en la cocina de cuchara y la temporada del producto. Véase un revuelto de morcillas con alcachofas buenísimo, o una fideuá melosa de bacalao, donde el bacalao desmigado se arremolina en un magma salado suave de tinta y alioli. "No nos meteremos en esferificaciones, nos interesa sacar el máximo partido de un buen producto", dice Rodrigo. La caña es oro líquido a 1,60 € (Rodrigo abrió el Bar Mut) y en fin de semana hay arroces de fiesta mayor en un menú de 15 €, y todo el día tapas tan mimadas como el menú. Y una terraza secreta, con cócteles bien hechos a precio de cubata de barrio.

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