El eslogan del restaurante es "Donde el Río de la Plata se une con el Mediterráneo". ¿Va de cocina de fusión? No. Nos lo aclara el dueño, Nicolás Zas (ex Juno House, COME y desaparecido Ginette); "Cuando hablamos de la gastronomía uruguaya inevitablemente debemos mencionar a la italiana y la española. Nuestra cultura culinaria tiene un vínculo fuertísimo con el Mediterráneo. Al fin y al cabo, es un país de hijos de inmigrantes". Oriundo de Montevideo, estudió cocina en Lanzarote y dio el salto a Australia y Nueva Zelanda, donde tuvo la oportunidad de trabajar en varios restaurantes con 'hats' (el equivalente de las estrellas aquí). Más de la mitad de los platos de la carta se realizan a la brasa o algunos de sus ingredientes pasan por ella durante la elaboración.
Unos ejemplos; el cóctel sólido de espuma de hierba mate, ginebra y limón; la empanada de espárragos, queso Urgelia y romesco; lechuga a la brasa y salsa criolla; la gamba roja, gazpachuelo, salsa verde y ñamera; el 'katsu sando' de molleja, hinojo encurtido y ají amarillo; y la brocheta de lengua de vaca, vinagre de cabernet sauvignon y pimienta rosa. De postre, su versión deconstruida del chajá, un pastel tradicional uruguayo de merengue, bizcocho y melocotón. De vinos encontraréis una treintena, mayoritariamente catalanes, pero también argentinos y uruguayos. El espacio encaja perfectamente con la filosofía del restaurante; más bien pequeño, con pocas mesas y una barra alta y larga para seis comensales cerca de la cocina abierta. Todo emana intimidad y familiaridad.