El Gouthier es un restaurante situado en el viejo Sarrià, en una plaza que respira aquellos aromas de antiguos pueblos. Hace años que se ha convertido en un referente en bivalvos o, dicho en cristiano, en ostras portadas de Marennes, Normandía, Bretaña, Irlanda y el delta del Ebro. Pero como no sólo se vive de ostras, el Gouthier también es un referente en conservas de calidad, entre las que se pueden encontrar una magnífica tripa de bacalao o un hígado de rape con pepino y alga wakame, en ahumados con un humo de valor universal, o en una oferta de quesos a la altura de los catadores más exigentes. Quien después de leer el periódico esté hasta las narices de este país, el suyo y el nuestro o el de los malditos universalistas, que vaya al Gouthier, cierre los ojos y viaje a Francia al precio de unas ostras.
Con el tiempo, el Gouthier ha ido incorporando en la carta nuevas conservas y platos preparados en la casa. Aparte de seis ostras de tres sitios de origen diverso y de media tarrina de foie gras mi-cuit Carpier, pedimos un pulpo ahumado con pistachos que me dejó con ganas de pedir el calamar con alcachofas.
Todo este cúmulo de sabores no tendría un efecto tan cautivador sin una bodega a la francesa, y es que los franceses son, en general, magníficos catadores. Vinos blancos, negros, champanes, cavas, vinos dulces... el muestrario es amplio. Para acompañar las ostras pedí una copa de Baron-Fuente Grande Réserve, un champán intenso y de aroma atractivo.
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