Gild (CERRADO)

Este centro de negocios, que apuesta fuerte por la elevada calidad de su restaurante, se está convirtiendo en una especie de refugio para sibaritas, por una oferta culinaria muy imaginativa, resultado de una combinación de tradición y vanguardia, de mar y de masía. Un equipo dirigido por el chef Mariano Citterio, integrado por Matias González y Marco Ausiró propone un menú diario al mediodía muy interesante y sabroso, que también funciona de noche-aunque sólo por encargo-, en un marco elegante y moderno, donde destaca un jardín vertical y dos terrazas; una de ellas aérea, con barra, y que promete ser un buen punto de encuentro el próximo verano. El club es privado, pero el restaurante es público y sirve de reclamo para empresarios que aspiran a internacionalizarse.

En cuanto a la oferta "aquí se come el producto", se enorgullece Citterio, que basa la mayoría de sus platos en ingredientes recolectados en su propio tejado, donde hay instalado un huerto urbano que provee de verduras mini y patatas , hierbas y especias.
En últimas visitas pudimos apreciar en el plato Huerta, una colorida y sabrosa ensalada con productos de la azotea y con sardinas de la costa catalana en tempura, con verduras mini, germinaciones y flores del sobreático. Son notables los arroces, sobre todo el caldoso de cigala de la costa y el jarrete de wagyu, un plato casi fijo en un menú que varía semanalmente. Es un jarrete con 90 horas de cocción lenta, que finalmente se deshace en la boca con todos los sabores y texturas exaltadas al máximo.

La presentación es otro de los toques que resalten de esta oferta, como una lata donde se presenta un atún poco hecho, con mayonesa de miso y chirivías plazos del huerto con una salsa de pimiento de Padrón, todo servido sobre piedras heladas. La hoja de la haba en tempura, guarnición de unas gambas exquisitas, fue otro toque sorprendente.

Como un cordero presentado bajo una campana de cristal, que encierra en su presentación un humo hecho con madera de barrica Jack Daniel s ... Todo sin que estos recursos espectaculares estropeen o disminuyan el auténtico sabor de los componentes del plato, sino al contrario. La sumiller Fanni Fiolleau tiene muy al día una carta de vinos de altura, en sintonía con la buena cocina ofrecida. Todo ello un buen rato con una exquisita en un ambiente que roza el lujo.