Partiendo de un "punto de vista radicalmente ecológico, de temporada y de km 0", que es lo que explica el chef Pere Carrió que aplica al Gat Blau, los resultados son maravillosos: "Una papada de cerdo ecológico o un kilo de garbanzos eco se pueden pagar. El entrecot es caro, pero podemos hacer tártar de partes menos nobles". Y a fe que lo consiguen. En 2011 se adscribieron a la filosofía slow food, y después de años ofreciendo un menú de mediodía excelente, ahora solo funcionan con carta por la noche, asequible, y con un menú de mediodía gastronómico. Y han profundizado en una sostenibilidad real, que pasa por trabajar con ganaderos que siguen prácticas ejemplares para la conservación del medio rural y con campesinos ecológicos locales.
¿Para pedir? Cualquier plato del menú o la carta. Pere Carrió trata toda la materia prima con exquisitez, pero por encima de todo, la verdura: reivindica el valor gastronómico de cada hortaliza, de su singularidad y potencial, y las aprovecha al máximo (tiene reputación mundial como restaurante que pone el verde en el centro de la oferta). La gamba de Palamós no se echa de menos ante filigranas vegetales como los fardos de zanahoria con setas, garbanzos, encurtidos y romesco picante, y los carnívoros estarán satisfechos con una oferta no muy extensa, pero selecta y con mano de cocinero de la buena, como por ejemplo los pequeños de cerdo gascón con setas (la proteína animal está mucho más presente en la oferta de mediodía que en la de noche).