El emplazamiento es espectacular: un restaurante en un antiguo faro, el Faro de San Sebastià, entre Llafranc y Tamariu, y con unas impresionantes vistas panorámicas. Con el objetivo de conservar el espíritu neoclásico, se han respetado al máximo los elementos originales de la antigua construcción del faro, que preside un acantilado de 170 metros de altitud en un rincón de la Costa Brava donde el mar es el verdadero protagonista, con unas vistas fabulosas. Decir que la terraza es bonita es como decir que Hendrix era un guitarrista competente.
En la ambiciosa apuesta de Far Nomo, el grupo barcelonés de cocina japonesa refina su oferta de cocina nipona con toques catalanes. La carta ofrece un recorrido por la trayectoria del chef Naoyuki Haginoya en diferentes barras de sushi, 'izakayas' y yakinukus (barbacoa japonesa) en Tokio, y refleja su habilidad y talento en diferentes disciplinas de la cocina japonesa. Siempre con producto autóctono y de temporada. Como un arroz frito con pepinos de mar, rebozuelos y trompetas de la muerte, y todo su repertorio de sushi bien conocido en Barcelona: futomaki de foie del Empordà a la plancha con salsa teriyaki o el futomaki de atún con salsa picante, por ejemplo.