Minimalismo al servicio de la fritura marinera: abierto en 1984, Jesús presume de tener el primer restaurante “exclusivamente de pescadito frito de Barcelona” y de no tener ni patatas chips, ni vermut ni latas: “No hay nada que no sea pescado, en gran parte de playa, hecho al momento”. En vez de bandejas de rebozados, aquí encontraréis en cruda exposición pulpos, boquerones, calamares, sepias y gambas a precios difíciles de creer. Simplicidad pura: pescado, sal, harina y golpe de aceite (que no huela a fritanga habla bien del cambio de aceite). Por la noche hay tanta gente que os invitan a café si os lo tomáis en la barra. Y a mediodía, por 16,95 euros tenéis un menú orgiástico con dos platos enteros de pescado.
Time Out dice
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