El Nacional Barcelona: un restaurante que fue un teatro, una fábrica y un parking

En pleno Passeig de Gràcia encontraréis un hiperónimo de la gastronomía de la península, El Nacional Barcelona, con 4 restaurantes y 4 barras bajo el mismo techo modernista
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Time Out en colaboración con Gastronosfera
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El Nacional Barcelona parece que siga un patrón matemático para acumular belleza, calidad gastronómica e historia. 4 restaurantes y 4 barras bajo un techo modernista y también 4 para contar sus transformaciones: antes de ser restaurante, fue teatro, fábrica y parking.
Si vais, os encontraréis con una gastronomía deliciosa y un espacio diáfano de 3000 m² de fábula que abrió en el 2014 y que es patrimonio de la ciudad: el edificio está catalogado por su estilo modernista industrial y, como tal, protegido por el Ajuntament. De hecho, antes de convertirse en lo que es ahora, este espacio acogía en el 1870 un teatro que acabó quemándose. Después, se utilizó como fábrica de pieles -¡la cubierta todavía se conserva!-, más tarde pasó a ser un espacio reservado para los coches, primero como concesionario de coches de alta gama y más tarde como un garaje privado.
Seguro que os suena el lugar porque Instagram está plagado de fotos de su lavabo, que es tan bonito que parece un tocador de actriz. Podéis acercaros a haceros las divas desde las 12h del mediodía hasta las 2h a una de sus barras y tomar una cerveza, un aperitivo de cine, pediros un cóctel o disfrutar de un buen arroz en alguno de los restaurantes del recinto, que está situado en una de las calles más céntricas de Barcelona, Passeig de Gràcia.
Os explicamos en detalle las 4 experiencias gastronómicas que podéis probar en El Nacional Barcelona. Seguid leyendo, ¡advertimos que se os hará la boca agua!

Las 4 barras

Si buscáis un plan más informal y no queréis sentaros en una mesa, las barras van como anillo al dedo. En la barra de cerveza y conservas os podréis tomar unas cañas de la mano de Estrella Damm. Podréis escoger entre una amplia gama de cervezas de tirador o en botella y combinarla con unos pinchos o conservas como mejillones en escabeche, berberechos, navajas... Todo un combo fantástico.
Si sois más de vinos, ya podéis hacer parada en la barra de vinos y embutidos, donde podréis probar un gran abanico de los mejores vinos con DO de la Península y hacer una buena exploración de acompañantes, como una tabla de queso o un jamón ibérico de bellota acabado de cortar.
¡No podía faltar una coctelería! Tiene dos caras: la de día os propone haceros una copa con un aperitivo y por la noche está llena de sorpresas, podréis probar los cócteles de autor más exóticos. También tenéis la posibilidad de maridarlos con una selección para picar de primera, entre ellos, curados, quesos y pinchos.
Y el premio a la barra más exótica, ¡se lo lleva la de ostras! Le podéis añadir un buen cava. Y continuar la degustación con una carrera de mariscos, caviar, salmón, atún o almejas.
¡Ahora ya podéis escoger entre las 4 barras o hacer un maratón por todas!

La Taperia y La Parada

Dos opciones 'casual', pero por motivos muy diferentes. Para unas tapas rápidas, no dudéis en dirigiros a La Taperia y dejaros sorprender por los clásicos de su carta. Mientras que en La Parada, encontraréis el espacio ideal donde comeros una ensalada ligera o simplemente dedicaros un pastel y un buen café.
Ningún rincón geográfico de la Península deja de representarse en La Taperia. Lo comprobaréis en su carta, con un mapa que indica de donde proviene cada plato. Los camarones fritos, por ejemplo, son de Andalucía, y los callos con garbanzos, de Madrid. Las sugerencias van subiendo de tono en contundencia: de tapas frías, 'cortados' tipo ibéricos o quesos, pasan a las calientes y se salen de la línea de tapas con unos guisos e, incluso, unas paellas. Y como no, en La Taperia, tapas también lo serán los postres, con algunos tan clásicos como una buena crema catalana y otros más enigmáticos, como el merengue con crema inglesa, toffee y almendra tostada. ¡Podréis hacer los honores con una amplia carta de vinos o una cerveza muy fría!
La Parada tiene un estilo más metropolitano y una oferta que combina lo alternativo con lo más tradicional. Encontraréis cocas artesanas, ensaladas variadas, pasta fresca o healthy bowls. Para los momentos más dulces, también cuentan con crêpes, fruta cortada, zumos naturales, pasteles y el mejor café. ¿Qué sugerencias llaman la atención? La coca fina con pisto confitado y salmón con macerado de limón o unos raviolis de carne con crema de queso... También tienen opciones veganas, incluidos todos los bowls. Y, para merendar, ¿por qué no acompañar el café con una crêpe de manzana con canela y crema pastelera?

La Braseria

El título de este espacio gastronómico es como una llamada de atención a los carnívoros. Amantes de la carne, La Braseria será la mejor opción en la que encontrar razas ibéricas de vaca y de buey. Hay una vitrina de maduración que permite ver el producto de manera directa y transparente, de donde sacarán la carne que escojáis y os la cocinarán al momento. La forma de preparación estrella es la brasa, pero también cuenta con un horno de leña y plancha.
Sirven una amplia variedad de entrantes y carne, para acompañar con ensaladas o verduras. Pero también platos básicos de pez para los que prefieren abstenerse de la carne, como un pulpo a la gallega a dos cocciones a la brasa con patatas. De hecho, os podéis hacer un menú completo de brasa en brasa, con una lechuga a la brasa con ajitos y bacalao desalado desgarrado; seguir con un secreto de ibérico con hierbas aromáticas a la brasa con patata al rescoldo; y un diurético cítrico para bajar la contundencia, como una piña asada con canela y miel o un sorbete de limón y apio. Seguro que os caerá fenomenal al estómago y todavía más si os nutrís de las vistas: rodeados de geometrías florales y unas cuántas ruedas contemporáneas colgando por el techo, más una bodega a la vista, mobiliario oscuro y sillas forradas muy cómodas. ¡Un novecentismo muy contemporáneo!

La Llotja

El binomio opuesto de La Braseria es La Llotja: ideal para los amantes de las delicias que proceden del mar. También en decoración, luminoso y de apariencia marítima, todo lleno de baldosas blancas y azules y mobiliario de tonalidades claras. Un espacio que hace de preliminar a toda su abundancia en pesca, que también encontraréis expuesta en las vitrinas a modo de pescadería. Los cocinan a la brasa, al horno, a la sal, al vapor, en carpaccio, en tartar... y encontraréis diferentes acompañamientos, con ensaladas o verduras. Se trata de una de las peculiaridades de la carta, que podéis decidir qué pez o marisco de lonja os apetece más y combinarlo con un extra: patatas, verduras, ensalada... Otras dos peculiaridades de la casa, que la diferencian de los típicos restaurantes de pez, es que cuentan con una sección de guisos de las islas -donde podéis encontrar una caldereta menorquina de bogavante, por ejemplo- y toda una lista de ostras a escoger entre mediterráneas o del atlántico.
Entre los entrantes, destacamos el tartar de atún rojo del Mediterráneo con aguacate, avellanas y aceite de sésamo y de las especialidades, la corvina salvaje a la donostiarra con guarnición. Merece la pena pedir alguno de sus postres, tienen algunos tan interesantes como un bizcocho Larpeira con crema catalana quemada...
Podéis ir los 365 días del año de 12h a 2h y, si queréis reservar un espacio, tened presente que solo se puede en La Llotja y en La Braseria, aunque siempre que queráis os podéis presentar en cualquiera de los locales sin reserva previa.
Ahora ya sabéis qué mar de opciones os encontraréis en El Nacional Barcelona. ¿¡Cuál de las corrientes gastronómicas decidís que se os lleve!?

- Passeig de Gràcia, 24. M: Passeig de Gràcia (L2,L3,L4)

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