Ahora que el más tonto hace 'smash burgers' en serie, se agradece que aparezcan de vez en cuando pequeños bares de bocadillos como Dillos: Marien y Hanibal no son ninguna cadena; esta pareja venezolana lleva media vida dedicada al 'street food' y su primer negocio propio sin ruedas es un chiringuito de bocadillos creativos con bombas de sabor y artesanía como el Pork Dillo: un bocado generoso con carne de cerdo asada todo un día, kimchi casero y yogur verde. La carta es corta, pero cada bocadillo es un 'hit': como su versión del bocadillo cubano, o un bocadillo de regazo de pecho de ternera que se derrite en tu boca, queso emmental y mayonesa con salsa huancaína.
Vale la pena decir que todo lo que comerás entre pan y pan (¡y la bollería del desayuno!) es de elaboración propia, desde un kimchi casero hasta las salsitas (y sobre todo la carne asada a baja temperatura muchas horas). El local dispone de una pequeña barra para comer con cuatro o cinco plazas, aunque la mayoría de los clientes optan por llevarse el bocadillo (que, por cierto, vienen en tamaño medio y grande, así puedes probar más). Precios contenidos, nada de tongos. Píllalo rápido y saboréalo lento.