De día es un bar de barrio. De noche, se transforma en un restaurante donde las 'drags' son las protagonistas. A la propietaria, la voluminosa Divine la reconoceréis por su aspecto y por su forma de hablar.
Y por suerte, aquí no siguen la costumbre de comer cacas de perro, por la que se hizo famosa Divine, la diva de John Waters, en el film Pink Flamingos. El menú del mediodía es bastante decente, aunque por la noche tampoco tenéis que esperar un menú degustación exquisito, sino la típica comida para grupos.